El gozo y la felicidad son emociones similares, pero no son igual. El gozo es una seguridad interior que le dice a tu cerebro "todo está bien". La felicidad es momentánea y no produce los mismos efectos en nuestro cerebro. El gozo es una emoción que ocurre cuando sabes que eres amado y aceptado debido a que estas recibiendo amor incondicional. Esta emoción es fácil para los niños, es evidente que conocen algún misterio que los adultos no conocemos y se trata de los ojos. Los niños buscan conexión buscando los ojos de sus padres e incluso de extraños. Siempre buscan una conexión visual y se ríen cuando sienten gozo. En los últimos años, los científicos han descubierto lo que la Biblia estaba diciendo durante dos mil años. El gozo ocurre en un área de su cerebro llamada corteza prefrontal y la alegría se desata cuando meditas, oras y alabas a Dios. Otra forma de que las personas sientan la preciosa emoción es cuando son parte de una comunidad. Alcanzar una meta o cumplir un sueño también produce gozo. Cuando un ser humano elige intencionalmente pensar en cosas positivas como el amor, el gozo es producido por su cerebro y crea vías neurológicas para más de la misma emoción. Es por eso que las personas que sufren de depresión se entristecen porque no producen las químicos serotonina, dopamina y endorfina. Los pensamientos y emociones negativas han desactivado la producción de tales productos químicos. Hay momentos como en mi caso en el que la depresión puede llevarte a la adicción al alcohol y a las drogas en busca de felicidad o alegría. Es como si quisieras hacer algo para alterar tu realidad. La felicidad química es ficticia y muy peligrosa. En la Biblia, la palabra gozo se cita 18 veces en el libro de Filipenses. En el mismo libro está el pasaje bíblico Filipenses 4:8 que dice: Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrate en todo lo que es verdadero, todo lo que es honorable, todo lo que es justo, todo lo que es hermoso y todo lo que es admirable. Piensa en cosas excelentes y dignas de alabanza. Dios siempre lo ha sabido, el secreto está en nuestra forma de pensar. No es fácil pensar así, hemos estado condicionados por las noticias y por los informes negativos y siempre volvemos a los pensamientos tóxicos que nos lastiman. Una victoria que he tenido en esta área se la debo al proceso de sanidad interior. Busqué un programa para sanar mis pensamientos, emociones y hábitos y finalmente supe lo que era sentir paz. En Dios siempre hay esperanza, activando nuestra fe, pasando tiempo con los seres queridos y leyendo la Biblia para ayudarnos a cambiar nuestra forma de pensar, entonces sentiremos esa emoción atesorada llamada gozo.